jueves, 7 de febrero de 2013

Mi visita a Clínica Londres

Mientras me pasaba los días y las  noches untándome el óvalo facial cremas reafirmantes; me dije que tenía que buscar una opinión más, y si era calificada, mejor.

Pedí cita en la Clínica Londres (la primera es informativa y gratuita) Con esta ya sumaba la tercera visita; la primera para pedir datos sobre blefaroplastia (el médico me dijo que muchas veinteañeras envidiarían mis párpados, que nada de blefaroplastia), la segunda para averiguar sobre volumen en los labios (finalmente no lo hice, me decidí por la naturalidad) Y en esta tercera una urgencia me acuciaba: mi piel ¿arrugada y caída?




El médico me explicó la relación entre el colágeno y la retención de líquido en la piel  (con los años la piel empieza a secarse y la sequedad contribuye con las arrugas) Sin embargo no pudo decirme si esa especie de estrías que yo notaba en mi cara eran arrugas o si se resolvía con humectación profunda. Me dijo que el hialurónico serviría para recaptar la humedad de la piel, pero no me respondió a qué obedecía mi estado actual.

Recomendó inyecciones de ácido hialurónico que vienen complementadas con vitaminas. Aseguró excelentes resultados. Y más adelante, dijo, te podrías hacer un peeling químico. El precio me pareció bastante accesible, creo que no llegaba a los 200 euros mientras que el peeling rondaba los 80.
De todos modos no me creí capaz de resistir pinchazos por toda la cara (aunque hubiera anestesia previa, claro); tampoco me sentí segura de querer someterme a este procedimiento sin estudiarlo a fondo, previamente. La recomendación del doctor no hizo más que generarme más preguntas: ¿es inocuo el hialurónico? ¿tiene algún riesgo de alergia? ¿hay alguna posibilidad de que pueda quedar alguna secuela de deformidad irreversible? ¿Puede haber efecto rebote? En cuanto al peeling ¿no era excesivamente agresivo para la piel? Seguí con mi camino de búsqueda de información. Y en próximos posts dedicaré artículos al hialurónico y a los peelings.

Por lo pronto, y en lo que concierne a este relato, debo decir que con total sinceridad le dije al médico si no podía indicarme algo tópico. Proteoglicanos de Marti Derm, me dijo. Y los compré. Al tratamiento con hialurónico y al peeling, lo dejé entre paréntesis, sujeto a nuevos análisis.

En cuanto a la Clínica Londres debo decir que, tanto esta experiencia como las dos que había tenido anteriormente, fueron satisfactorias, sobre todo por la impresión de estar sentada delante de médicos y no de vendedores. Al menos los médicos con los que yo hablé no intentaron venderme nada. Puede que esto no provoque el efecto deseado por la clínica: generar ingresos mediante procedimientos quirúrgicos o tratamientos de estética, pero a la larga genera confiabilidad. No sé cómo lo percibirán otr@s client@s, pero para mí, la sinceridad y la verdad son atributos muy deseados y apreciados.

Desconozco si los tratamientos son efectivos, si dan los resultados esperados, puesto que no probé ninguno (no descarto esa idea, en algún momento) pero al menos el asesoramiento es muy correcto. Debo destacar también que la recepción es muy agradable, nos tratan muy bien y nos hacen sentir como lo que somos: potenciales client@s a quienes se les brinda la mejor atención desde el principio.

Otro detalle importante: pasado un tiempo, me volvió a llamar la secretaria para preguntarme por qué no había hecho mi tratamiento. Le expuse todas mis razones: mis dudas y la investigación que estaba realizando con relación a los productos químicos en la piel. La secretaria me dijo que cuando quisiera, podía ir a volver a hablar con el médico para despejar todos mis interrogantes. Y tal vez vaya, si en algún momento me sintiera convencida de probar alguno de estos tratamientos.

Lo que sí debo criticar (pero no sólo en esta clínica sino en todas) es que nos piden todos los datos personales con la gran excusa de la ridícula ley de Protección de Datos. Pero ese ya es otro tema...

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